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La ciberseguridad no se detiene en verano: riesgos y recomendaciones para mantener la protección activa

Cuando llega el verano, las prioridades cambian: los equipos se reducen, los correos se responden más despacio y muchas decisiones se posponen hasta septiembre. Pero, mientras las empresas bajan el ritmo, las ciberamenazas no descansan. De hecho, durante el periodo estival, muchas organizaciones se vuelven más vulnerables debido a una menor vigilancia y a una relajación de los protocolos de seguridad.

La oportunidad perfecta para los atacantes

Los ciberdelincuentes conocen perfectamente los ciclos de actividad empresarial. Saben que en julio y, sobre todo, en agosto los niveles de supervisión son más bajos, los equipos de TI trabajan con menos recursos y los empleados pueden estar conectándose desde ubicaciones menos seguras, como redes Wi-Fi públicas o dispositivos personales sin protección. Este contexto crea un escenario ideal para lanzar ataques dirigidos.

Uno de los vectores más comunes en estas fechas es el phishing estacional. Correos electrónicos disfrazados de reservas de viaje, promociones turísticas o notificaciones de entrega pueden convertirse en puertas de entrada para malware o robos de credenciales. Además, el teletrabajo desde lugares de descanso o la delegación de funciones clave sin la debida formación en ciberseguridad multiplica los riesgos.

Errores humanos y dispositivos desprotegidos

En verano, muchas brechas de seguridad provienen del factor humano. No es raro que los empleados utilicen dispositivos personales para revisar correos o acceder a plataformas corporativas sin las protecciones necesarias. El uso de conexiones no seguras, el olvido de cerrar sesiones o la instalación de aplicaciones no autorizadas pueden comprometer la seguridad corporativa.

Por otra parte, algunas organizaciones relajan las políticas de acceso durante este periodo, permitiendo, por ejemplo, conexiones externas sin doble autenticación o desactivando ciertas medidas por comodidad operativa. Estas pequeñas concesiones pueden convertirse en grietas críticas si no se gestionan con cuidado.

El riesgo de los proveedores y terceros

El ecosistema digital de una empresa no depende solo de sus propias prácticas. Los proveedores, socios y plataformas externas con los que se colabora también pueden convertirse en vectores de ataque. Durante los meses de verano, si alguno de estos actores reduce su vigilancia, la amenaza se traslada a toda la cadena.

Contar con una supervisión continua del estado de ciberseguridad de terceros es clave para detectar posibles brechas a tiempo. En este sentido, las herramientas de evaluación continua del riesgo digital permiten monitorizar la salud cibernética de todo el ecosistema, incluso cuando los equipos internos están operando a medio gas.

Recomendaciones básicas para un verano ciberseguro

  1. Mantener la supervisión activa: Aunque el equipo esté reducido, es importante establecer turnos de vigilancia o contar con herramientas de monitorización continua para no perder visibilidad sobre la infraestructura.

  2. Reforzar el acceso seguro: Garantizar que el acceso a sistemas críticos esté protegido con autenticación multifactor y cifrado adecuado, especialmente para accesos remotos.

  3. Formar al personal temporal o de apoyo: Si hay incorporaciones temporales durante el verano, deben estar al tanto de las políticas básicas de seguridad.

  4. Monitorizar la cadena de suministro digital: Utilizar plataformas que evalúen el nivel de ciberseguridad de proveedores y terceros ayuda a prevenir riesgos externos.

  5. No posponer actualizaciones o auditorías: Aplazar revisiones o actualizaciones clave hasta septiembre puede dejar puertas abiertas durante semanas críticas.

Ciberseguridad continua con datos en tiempo real

La clave para evitar que el verano se convierta en una puerta de entrada al cibercrimen es contar con una estrategia de seguridad continua, automatizada y basada en datos objetivos. Aquí es donde herramientas como SecurityScorecard marcan la diferencia. Esta solución permite obtener una visión en tiempo real del estado de ciberseguridad propio y de los terceros con los que se trabaja, mediante un sistema de puntuaciones y alertas continuas.

La evaluación automática del riesgo digital facilita la detección temprana de vulnerabilidades y ayuda a priorizar acciones, incluso cuando los equipos no están trabajando a pleno rendimiento. En un momento del año donde la atención baja, tener visibilidad y control constante se convierte en la mejor defensa.

El verano puede ser una época de desconexión, pero la ciberseguridad no se puede permitir ese lujo. Proteger los activos digitales de la organización durante estos meses requiere planificación, vigilancia y herramientas que aseguren una protección continua. Porque los ciberataques no entienden de vacaciones.

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