Enter your keyword

La gestión del riesgo en terceros: un eslabón crítico en ciberseguridad

En un entorno empresarial cada vez más interconectado y dependiente de servicios externos, la relación con proveedores, socios y contratistas se ha convertido en un componente esencial para la operativa diaria de cualquier organización. Sin embargo, esta dependencia también ha abierto nuevas puertas a las amenazas cibernéticas, haciendo imprescindible una gestión sólida y continua del riesgo de terceros.

¿Quiénes son los terceros y por qué representan un riesgo?

Los terceros son aquellas entidades con las que una organización mantiene relaciones contractuales para la provisión de bienes o servicios. Aunque este término puede incluir desde consultoras hasta servicios de almacenamiento en la nube, lo más relevante desde la perspectiva de la ciberseguridad es que muchos de estos proveedores tienen acceso a sistemas, datos o recursos críticos. Esta realidad los convierte en vectores de ataque potenciales.

De hecho, un número creciente de brechas de seguridad tiene su origen en fallos en la cadena de suministro digital. Informes recientes estiman que más de un tercio de las filtraciones de datos se deben a compromisos en terceros. Y lo más preocupante: cuando un proveedor falla, la organización contratante sigue siendo la responsable última ante sus clientes, socios y reguladores.

Más allá del proveedor directo: el riesgo de los cuartos

El riesgo de terceros no termina en la relación directa. Muchas organizaciones desconocen que los proveedores de sus proveedores —los llamados “cuartos”— también representan un punto de exposición. Subcontratistas en el desarrollo de software, procesadores de identidad externos o servicios de infraestructura utilizados por una agencia digital son solo algunos ejemplos.

Estos actores, aunque fuera del control contractual directo, pueden tener implicaciones operativas y legales significativas en caso de incidente. Por ello, un enfoque moderno de gestión del riesgo debe ampliar su radio de acción y contemplar todo el ecosistema digital.

Buenas prácticas para una gestión eficaz del riesgo en terceros

En este contexto, las organizaciones necesitan estrategias claras y sostenidas para minimizar su exposición. Existen tres pilares fundamentales para gestionar con eficacia el riesgo de terceros:

  1. Evaluación inicial de riesgo cibernético
    Antes de iniciar cualquier relación con un proveedor, es crucial realizar una evaluación de su postura de ciberseguridad. Esta evaluación permite identificar posibles debilidades y clasificar al proveedor según el nivel de riesgo que representa. A partir de esta clasificación, es posible tomar decisiones informadas sobre su incorporación o establecer requisitos de mejora antes de avanzar.

  2. Marco de gestión de riesgo alineado con estándares
    Para garantizar la coherencia y escalabilidad del programa de gestión de riesgo, resulta muy útil apoyarse en marcos normativos reconocidos como ISO 27001 o NIST. Estos esquemas permiten establecer criterios uniformes de evaluación y seguimiento, así como definir niveles de tolerancia al riesgo y respuestas adecuadas ante cada escenario.

  3. Supervisión continua del ecosistema
    Las evaluaciones puntuales ya no son suficientes. El dinamismo del panorama de amenazas exige visibilidad continua sobre el estado de ciberseguridad de los proveedores. Nuevas vulnerabilidades, configuraciones incorrectas o incidentes pueden surgir en cualquier momento. Por tanto, solo una supervisión en tiempo real puede ofrecer la agilidad necesaria para reaccionar de forma preventiva y eficaz.

La clasificación del proveedor: un paso clave

No todos los terceros implican el mismo nivel de riesgo. Por ello, es recomendable agruparlos en función de variables como:

  • El tipo y volumen de datos a los que acceden

  • Su nivel de criticidad operativa

  • Su historial en incidentes de seguridad o incumplimientos

  • La exposición regulatoria asociada (como RGPD o datos sanitarios)

Esta segmentación facilita la priorización de recursos y define con mayor precisión los controles que deben aplicarse a cada categoría.

Visibilidad y control continuo con SecurityScorecard

La fortaleza de una organización no puede ser mayor que la del eslabón más débil de su cadena digital. Por eso, contar con herramientas que proporcionen una visión continua y automatizada del riesgo de terceros es una ventaja competitiva y de protección.

SecurityScorecard, solución de referencia en el mercado, permite evaluar de manera objetiva y en tiempo real la postura de ciberseguridad de cualquier organización, asignando calificaciones que van de la A a la F. Esta capacidad permite supervisar a todos los proveedores y detectar cambios en su exposición a amenazas sin necesidad de auditorías invasivas.

Además, SecurityScorecard facilita la toma de decisiones con información clara, accionable y basada en estándares. Gracias a su enfoque integral, es posible establecer políticas dinámicas de supervisión, detectar vulnerabilidades emergentes en la cadena de suministro y responder antes de que los riesgos se materialicen.

El riesgo de terceros ya no puede considerarse un elemento secundario dentro de los programas de ciberseguridad. Las organizaciones más avanzadas entienden que proteger su perímetro digital implica conocer y controlar el estado de seguridad de todo su ecosistema de relaciones.

Implementar una gestión continua y basada en datos es el único camino para reducir el riesgo de brechas, evitar sanciones regulatorias y preservar la confianza del mercado.

En este entorno, soluciones como SecurityScorecard se posicionan como aliadas estratégicas para integrar la seguridad en cada eslabón de la cadena y construir una infraestructura digital realmente resiliente.

No Comments

Post a Comment

Your email address will not be published.